domingo, 7 de junio de 2020

Navegación Estelar: Mapas Interestelares

Temario

Introducción a navegación estelar
Mapas interestelares
Unidades de medición de distancias
Mapa etérico
Viajar al compás de una sinfonía
Relación masa-atención
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Introducción a Navegación Estelar

No hay materia, sólo hay mente. La materia dura sólo es una ilusión creada con la manifestación de una intención, de una conciencia creadora. 

Toda partícula sub-atómica primordial que a su vez formará estructuras progresivamente más complejas, es tan solo un nodo de una onda estacionaria que proviene de la armónica de una frecuencia. Dicha armónica es generada por la atención o punto de concentración de la atención de la conciencia. 
Desde lo más minúsculo y simple, hasta lo más grande y complejo, todo es producto de una gran conciencia que, fragmentada de manera holográfica, logra tener un punto de atención en todo. 

No hay tiempo, todo es y todo ocurre simultáneamente. Solo es la progresión de la atención de una conciencia lo que anima lo estático dando una ilusión de tiempo transcurrido. 
No sólo el tiempo es una ilusión: la distancia y la separación también lo son
No hay aquí y no hay allá. Sólo es la idea de tener un punto de atención separado lo que da origen a la ilusión de separación y, por lo tanto, la ilusión de que exista una distancia. 

Tal como se mencionó, no existe la materia como tal, pues solo es la percepción de una conciencia que la crea. 
Su solidez es sólo un espejismo y sólo se percibe como tal desde un punto de vista, desde un punto de atención, y no desde otro. 
Desde una frecuencia mental algo es sólido, pero desde otra frecuencia mental no lo es. 
Una frecuencia mental no es otra cosa más que un plano existencial. Es una idea, y una idea es una frecuencia. 
Por ende, el universo entero es una gran matrix ilusoria; una gran idea imaginada, -tanto individual como colectivamente- por incontables billones de fragmentos holográficos del todo, de la Gran Conciencia Final, la Gran Conciencia Total, la llamada Fuente Original. 

El universo es una idea originada por la fuente original.

Cada objeto es un nodo o punto, y cada punto o nodo de una frecuencia dentro de un campo de energía potencial está siendo sostenido por su propia armónica de una frecuencia, y esa no es otra cosa más que la atención que la conciencia creadora -sea individual o colectiva-, tiene sobre ese punto o lugar. 
Cabe señalar que en sí no hay una conciencia puramente individual, pues siempre es el resultado del conjunto sumado de más conciencias. 

Aún lo que llamamos conciencia individual, nuestro concepto del YO, nuestro concepto del ego, está formado por varios fragmentos de conciencia, atención de nosotros mismos y de las ideas que otras conciencias tienen sobre nosotros mismos. 
También es el resultado del conjunto de conciencias en planos diferentes al nuestro, tanto en planos superiores -en donde somos la sombra de algo más complejo interpretado por un plano existencial más simple-, como también somos el resultado de la conjunción de conciencias individuales de planos inferiores. 
Podríamos interpretarlo en que somos la suma del conjunto de conciencias minúsculas provenientes de la percepción de nuestras células individuales, puesto que nos afectan en nuestra forma de sentir y en nuestra forma de interpretar lo que nosotros llamamos mundo exterior. 

Esto sucede de maneras muy complejas, pero el ejemplo más simple sería que nos sentimos bien si nuestros cuerpos están bien. Pero si tenemos un conjunto de células que no se sienten bien, por la razón que sea, entonces nosotros tampoco nos sentiremos bien. Nuestras células afectan a la percepción de nuestro mundo ilusorio mundo exterior. 

Cada vez que tenemos una fantasía estamos proyectando hacia el futuro, pues esa idea imaginaria es la que nos guía a lo que haremos a continuación. Sin la imaginación no habría ningún futuro. La imaginación es acceder a esos planos existenciales más avanzados, donde lo que imaginamos ya existe, por complejo e imposible que pueda parecernos a primera vista. 

No se puede vivir en el ahora estrictamente hablando, como muchos maestros espirituales les piden, pues el ahora percibido por nuestras conciencias siempre es el resultado de algo, ya existente en el pasado. 
El vivir realmente en el ahora significaría pensar en Alpha, que es el estado creador de la conciencia. 
El tener plena conciencia imaginativa de un plan a futuro es importante, pero no tanto como el poder vivir en un estado creador imaginativo –en Alpha-, logrando establecer nuestra conciencia, trabajando tan solo unos instantes por delante de lo que experimentamos, como el ahora. 
También podríamos definir el vivir en estado de conciencia Alpha como el vivir intuitivamente. 
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Mapas interestelares 

Si bien nuestra percepción de la realidad como individuos con cuerpos ilusoriamente materiales nos hace creer -a manera de experiencia empírica- que existe un aquí y un allá, esto sólo se podría aplicar a la navegación de una nave estelar en vuelo sub-luminar, es decir, por debajo de la velocidad de la luz. 
En esta forma de navegación sub-luminar atravesando un espacio entre dos lugares se puede usar un mapa estelar tradicional donde aparecen las constelaciones, las estrellas y los planetas con sus respectivas distancias, medidas tradicionalmente por la ciencia terrestre en unidades astronómicas (UA) -distancia promedio entre la Tierra y el Sol-, y años luz -distancia a la que viaja la luz en un año- la cual se aplica a largas distancias. 

Sin embargo, esta forma de calcular distancias sólo representan un concepto interpretativo desde el punto de vista limitado de la tercera dimensión que es donde se encuentra la Tierra en este momento pues si bien las unidades astronómicas (UA) resultan útiles para distancias cortas, un año luz no lo será al depender de un factor variable como lo es el tiempo. 

Al ser la velocidad de la luz un factor variable, el resultado del cálculo de distancia sólo será relativo al lugar, a las circunstancias y a la conciencia -sea individual o colectiva- que lo está midiendo. 
Y precisamente por ser la velocidad de la luz un factor variable, no es fiable, por lo que para la medición de grandes distancias sólo puede usarse de forma referencial pues sólo podremos medirla dentro de los parámetros o lugares conocidos y circundantes de nuestro alrededor inmediato, desconociendo los valores reales de otros lugares o circunstancias. Esto se debe a que sólo podemos estimar haciendo un cálculo aproximado de cómo se comportará la luz dentro del marco referencial de nuestra experiencia previa al pasar por dichos territorios. 
Esto nos lleva a la necesidad de crear un mapa o plano de aproximaciones de valores de velocidad luz dependiendo de cada lugar, generalmente por cuadrante o conjunto de constelaciones frecuentadas, pero el resultado siempre será una aproximación por más precisos que puedan ser los instrumentos de medición. 
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Unidades de medición de distancias 

Terminología humanizada para referencia 
* Sub-luminar: velocidad menor a la de la luz 
* Supra-luminar: velocidad mayor a la de la luz 
* Warp: Sinónimo de vuelo supra-luminar equivalente a un factor luz. 

Las naves estelares de la raza taygetiana, como las de cualquier otra raza similar, no miden las distancias en velocidades luz sino en factores muon, o la velocidad de trasmisión de una onda energética en frecuencias lepton muon, conocidos en la tierra como neutrino (del griego “leptos”= pequeño, delgado, fino). 

El concepto de muon cambia bastante entre la ciencia terrestre y la taygeteana pues contiene una masa y un potencial etérico que también reconoce y observa su predilección por ser una onda que viaja justo en el punto o borde entre lo que podríamos llamar el mundo material y el mundo etérico. 
Siendo similar al fotón, el muon -como se reconoce en Taygeta- es tanto una onda como una partícula simultáneamente. En otras palabras, los muones son semi-etéricos y afectan tanto al mundo material como al etérico. 

Los muones viajan a factores comparables a miles de factores luz, y para la ciencia taygeteana tienen más en común con una partícula del tipo tachion que con un fotón, siendo su transmisión casi instantánea. 
Este pequeño retraso del “casi” nos resulta útil para medir velocidades y distancias al ser también más preciso, más nunca perfecto. 
Aún así, al variar su velocidad dependiendo de las circunstancias, resulta satisfactoriamente preciso para ser usado en la navegación interestelar. 

El usar factores muon-tachion en la medición de velocidades o distancias, también nos libra de utilizar muchos ceros o decimales como lo tendríamos que hacer en factores luz. 
Cabe mencionar aquí que la transmisión codificada de muones es la forma de transmisión de datos y de comunicación en vivo o en tiempo real entre las civilizaciones amigas, aún a varias constelaciones de distancia, haciendo posible la interacción y la conversación en tiempo real entre dos personas de dos planetas distantes y separados por varios cientos o miles de años luz. También son útiles para la comunicación entre una nave estelar y su planeta base, aún a distancias enormes o con la nave en pleno viaje supra-luminar. 

Esto se debe a que los muones “viajan”, -no en el espacio “medible” del mundo “material”-, sino por el mundo etérico donde las distancias no existen realmente como tales. 
La codificación de muones se realiza alternando las cualidades tau y anti-tau de la trasmisión. Esto son muones o neutrinos del tipo tau y sus contrapartes de carga opuesta o con cualidades de antimateria, codificación tau-anti-tau. 
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Mapa etérico 

Las interacciones matemáticas y sus relaciones entre sus frecuencias y entre los armónicos de sus frecuencias, constituye un mapa de frecuencias que puede ser pequeño como la representación energética de un lugar en particular, o bien tan grande como un mapa energético en forma de mapa estelar por frecuencias energéticas para guiar naves a través del cosmos. 

Un mapa del éter o mapa etérico es un mapa de frecuencias que surge de la interpretación numérica de las interacciones entre ondas dentro del éter, y puede ser de locaciones, de situaciones o combinado. 

Para el vuelo sub-luminar de distancias cortas interplanetarias, no se necesita más que conocer el mapa con posiciones de destinos y planetas. 
Las distancias/coordenadas en un plano de tres dimensiones, es decir, mapa tridimensional en coordenadas X, Y y Z, se presenta a la tripulación en forma de un holograma grande ultra detallado. Sin embargo este mapa no resultará útil en el momento en el que la nave entre en modo de vuelo supra-luminar o warp pues todas las reglas cambiarán radicalmente. 

Al no haber materia como tal, -pues el universo existe sólo como resultado de la manifestación de una conciencia en forma de ondas estacionarias dentro de un mar de energía potencial llamado éter-, todo lo que existe se resume a una sopa de frecuencias dentro de dicha energía potencial. 
Por dicho motivo, para el modo de vuelo supra-luminar -cuando se supera la velocidad de la luz-, los mapas estelares tridimensionales pierden su precisión por completo y por lo tanto su utilidad porque a esas velocidades resulta imposible detectar algo fuera de la nave. 
Esto si pudiéramos llegar a esas velocidades manteniéndonos en el mismo plano existencial del que partimos: el acelerar una nave con masa, ocasionaría una resistencia al avance progresivamente más grande al aumentar de velocidad creando, además, un arrastre imposible de superar por la fuerza misma generada por motores convencionales, situación explicada en la Teoría de la Relatividad de Einstein que, en parte, es correcta. 

Debido a que el universo mismo es una matrix de frecuencias resulta posible modificar su estructura artificialmente. 
Por ello, para navegar a velocidades superiores a las de la luz, NO se puede utilizar mapas con distancias y posiciones, ni en vectores de movimiento, SINO únicamente en frecuencias vibratorias primordiales. 
Una frecuencia vibratoria primordial es aquella que define las oscilaciones de los componentes sub-atómicos que componen la materia misma. 
Es la velocidad o frecuencia entre cada ciclo de despolarización entre el campo etérico y el mundo o plano material en la secuencia 1, 2, 4, 8, 7, 5 / 3, 6, 9 descripta en Mecánica de la manifestación

La frecuencia de una ubicación es el resultado de la combinación de todas las interacciones de energía -no sólo de los objetos y las cosas en esa ubicación-, sino también de la relación con otras ubicaciones que la rodean dentro de una sopa continua de energía potencial en forma de ondas, pues cada objeto, grande o pequeño, vibra a un ritmo específico desde un nivel subatómico y esa velocidad de vibración es lo que llamamos densidad

En un mapa estelar por frecuencias cada locación o lugar, como la Tierra por ejemplo, tiene una frecuencia específica, única e irreemplazable que la define en el espacio-tiempo que denominamos matrix primordial o universal
En el caso de la Tierra esa frecuencia específica es muy similar a lo que la ciencia terrestre denomina Resonancia Schumann que oficialmente tiene como base la frecuencia de 7,83 Hz y está íntimamente relacionada con dicha resonancia. 
De esta manera cada planeta y cada lugar en el universo tienen su propia frecuencia oscilatoria, aunque el término “Resonancia Schumann” se refiere únicamente a la Tierra. 

Por dicho motivo, y debido a que cada punto en el universo tiene una frecuencia específica y única e irrepetible, para realizar un mapa estelar en base de frecuencias se debe ordenar las mismas en su forma de representación numérica y registrarlas en la base de datos. 
Desde este modo, cada planeta sería: (frecuencias base únicamente) 
*Tierra: 7,83 Hz., 
*Marte: 13,5 Hz., 
*Venus: 221,23 Hz., 
*Júpiter: 183,58 Hz. 

En Taygeta las oscilaciones de la materia no se miden en Hertz (Hz), sino en ciclos o unidades Dzi´Izí, donde su equivalencia es 1 Hz = 1,894 Dz 
De esta manera se calculan las frecuencias base: 
Tierra: 14,83002 Dz 
Marte con 25,569 Dz 
Venus con 419,00962 Dz y 
Júpiter con 347,70052 Dz 

1 Dz equivale a un ciclo por unidad de tiempo y su base es la frecuencia vibratoria del elemento hidrógeno a cero absoluto en el espacio interestelar. 
Como base de referencia de la unidad de tiempo se tomará la perspectiva de duración temporal de la tripulación de la nave que está haciendo la medición (unidad SIT o duración de unidad de tiempo dentro de la nave). 
Teniendo en cuenta lo anterior se desprende que un Dz no puede ser completamente exacto; sin embargo, es lo suficiente para permitir los cálculos que guíen de manera efectiva a una nave estelar, aún con pequeñas variaciones, las cuales serán compensadas por la tripulación durante o después de cada viaje si fuese necesario. 
Es importante recordar que el tiempo es relativo a cada conciencia y jamás una constante. 

A cero absoluto no hay movimiento molecular; de hecho, la temperatura se mide a cero como ausencia de movimiento molecular. Sin embargo, aún a cero grados, la frecuencia vibratoria persiste a nivel sub-atómico. 

Ahora bien: 
Todo lo que existe en el universo está conectado entre sí por la misma sopa de frecuencias que oscila dentro de un medio único, el éter, el cual es conciencia pura, la fuente original. 
La masa y complejidad de un objeto específico en el universo, es el resultado de la acumulación de atención que dicho lugar recibe de la fuente original o éter. Entre más atención recibe, mayor será su masa, que es lo mismo que mayor concentración energética. 
La razón por la cual algún objeto recibe mayor atención, dependerá de la interacción que tiene con los demás objetos que lo rodean al estar todo interconectado, combinándose con la suma de conciencias fractales de la misma fuente original, es decir, de individuos habitando un lugar que también forman parte de la fuente original. 
Esto se aplica a objetos estelares de gran tamaño, como soles o planetas, y también a cosas pequeñas como una llave, una moneda, una tuerca, e incluso a partículas sub-atómicas. 
Todo objeto en particular tiene un propósito y a su vez es parte de un objeto mayor, que a su vez forma parte de otro aún mucho mayor, y así sucesivamente hasta llegar al Todo, al universo o a la fuente original. Todo lo que existe es por una razón y nada es fortuito dentro de la matriz primordial universal. 

Por lo tanto, la frecuencia u oscilación Dz de cualquier lugar, es el resultado de la suma y de la interacción de todas las demás frecuencias que interactúen con dicho lugar

En un mapa estelar por frecuencias diagramado en unidades Dz, entre más decimales tenga un número, mayor será la precisión con la que describe una posición dentro del universo. 
De esta manera, si la Tierra -como planeta- posee una frecuencia base de 14,83002 Dz, al agregarle más decimales estaríamos anexando más posiciones dentro del mapa. 
Entonces la posición estelar: 14,83002, 8452, 700532, 5100688, 71200206, 898210030, 738007332101 Dz nos indicaría: 
14,83002 (Tierra), 
8452 (Europa), 
700532 (Francia), 
5100688 (París), 
71200206 (Torre Eiffel), 
898210030 (Restaurante) y 
738007332101 (Mesa 4). 
Con más decimales podemos indicar cuál plato en la mesa y cuál grano de arroz dentro del plato, e inclusive cada molécula individual. 

El secreto es conocer cuál es la frecuencia específica e introducirla en una base de datos coherente, lo cual se logra utilizando equipos y sensores avanzados. 
Si bien la frecuencia del lugar es la suma de interacciones de todas las frecuencias y, por ende, siempre cambiante, la frecuencia de destino no cambia tanto como para no ser encontrada en un mapa de frecuencias, pues la frecuencia básica de la ubicación sigue siendo la misma. Es lo mismo que ocurre cuando regresas a tu ciudad natal luego de muchos años y la encuentres en el mismo sitio aunque cuando llegues te sorprendas por lo mucho que ha cambiado. 

Cabe recalcar que las frecuencias Dz no son coordenadas, pues éstas solo son útiles dentro de un mapa estelar tridimensional convencional para guiar las naves a velocidades sub-luminares o inferiores a la velocidad de la luz. 

Con un mapa en factores de frecuencias de guiado Dz se elimina la necesidad de introducir demasiados datos innecesarios en la computadora de navegación, resultando innecesario, además, introducir datos de localidades mayores como lo sería la frecuencia específica exacta de todo el sistema solar al ser demasiado grande. 

Sin embargo, si nuestro destino es el restaurante de la Torre Eiffel, no es necesario introducir toda la frecuencia Dz precisa descrita arriba sino solamente llegar con la nave a París, descender del modo supra-luminar y, a partir de ahí, navegar por coordenadas X, Y, Z convencionales o simplemente buscar nuestro destino visualmente de forma más natural. 

En sí, en el uso cotidiano, se acostumbra a salir del modo supra-luminar en las proximidades de la Tierra y, desde allí, navegar por coordenadas normales. Esto es siempre así aunque toda vez que depende del tamaño y de la masa de cada nave, pues las grandes necesitan más espacio libre para maniobrar. 

En resumen, cada lugar en el universo tiene su propia frecuencia específica e irrepetible como dirección o identidad, y ésta es el resultado de la suma e interacción con otras frecuencias a su alrededor. 

Como sucede en cualquier medio de energía potencial, para que se originen objetos sólidos dentro de éste, es necesaria la creación de ondas estacionarias pues será en los nodos de dichas ondas estacionarias donde se formarán dichos objetos sólidos. 
Para crear ondas estacionarias se necesita una armónica de la frecuencia o de lo contrario la mecánica de la creación de un nodo o punto de manifestación de la materia resultaría imposible. 
Dicha armónica de la frecuencia siempre vendrá en forma de geometría matemáticamente perfecta, por lo que la dirección o localización de un lugar específico en unidades Dz siempre corresponderá a fractales matemático-geométricos predecibles y ordenados generando una matriz de formación ordenada, que es lo mismo que la tela energética que hace o manifiesta la matrix universal en su forma física. 

Teniendo en cuenta todo lo anterior, resulta predecible calcular y establecer la dirección de un lugar desconocido usando factores Dz aunados a una frecuencia armónica, permitiendo la navegación de una nave dentro de la sopa de frecuencias existentes mayormente desconocidas con el solo hecho de conocer la interacción entre las frecuencias de un lugar. 
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Viajar al compás de una sinfonía 

En navegación estelar, una armónica de una frecuencia es una sucesión ordenada de frecuencias en formas matemático-geométricas que están generando la masa que compone a los objetos estelares dentro de un sector en el espacio. 

Esta frecuencia armónica es igual a la música: debe ser perfecta o la onda estacionaria que forma toda la materia se colapsará pues cualquier disonancia en la música que la compone nulificará todo el sistema y la dinámica de su creación. 

En este caso, de existir un error en la armónica de la frecuencia programada en la computadora de a bordo, se ocasionaría un error de navegación dando como resultado el descenso de una nave del hiper-espacio en el momento en que ocurra la disonancia y antes de llegar a destino. Esto generalmente ocurría en el espacio profundo y ocasionaría que la tripulación tuviera que replantearse los parámetros de navegación y los cálculos antes de proseguir con el viaje, aunque no resultaría en absoluto catastrófico. 

Durante el modo supra-luminar los tonos son como una sinfonía, estando en relación unos con otros ya que son acordes entre sí. En gran parte por eso se puede calcular la frecuencia de un lugar inexplorado, ya que sus armónicos deben encajar necesariamente en los ya conocidos. 

La música es un vehículo, una frecuencia, y todo es frecuencia en esta matrix, tanto en 3D como en la primordial. 
Algunos tonos armónicos agradables pueden indicar un lugar general, y cuanto más compleja es la música, más detalle existe en la frecuencia por lo que necesitas toda una sinfonía y una orquesta para indicar un lugar específico, tal como una mesa en un restaurante de la Torre Eiffel. Sin embargo, sólo necesitas unos tonos como una flauta para indicar un sistema estelar. 
El ritmo es parte de la estructura armónica básica de una localización y su interacción con sus otras localizaciones dentro de la proximidad de esa localización. 

Para una nave en vuelo supra-luminar, la trayectoria de vuelo como secuencia a seguir, es una sucesión de frecuencias íntimamente relacionadas entre sí puestas en forma ordenada: música. 
Tal es así que, en forma audible, la armónica de una frecuencia de la trayectoria de una nave se escucha como una sucesión de tonos distintos pero concordantes y relacionados entre sí, como una tonada en específico. 
Cuanta mayor complejidad tenga dicha tonada musical, mayor precisión tendrán las maniobras a seguir por la nave, porque a mayor complejidad, mayores detalles para conducirla por un curso hacia su destino. 
Con una armónica de frecuencia muy elaborada, la interpretación auditiva suena como una sinfonía entera y muy compleja. Sin embargo, una serie de sonidos a manera de tonada básica será suficiente para cambiar el curso de una nave o bien para corregir el rumbo entendiendo qué armónica de la frecuencia se necesita para llegar a destino. 

De este modo, una sola secuencia o tonada es suficiente para tener los datos necesarios a fin de guiar una nave de vuelta a casa. 
La tonada y sus datos como frecuencias se contrastan con la base de datos o mapa estelar de frecuencias y la computadora trazará el curso y el destino. 
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Relación masa-atención 

Cuánta más masa tenga un objeto, más atención de una conciencia recibe y, por lo tanto, mayor será su valor en unidades Dz. 
Todo el universo está compuesto únicamente por frecuencias vibratorias interpretadas con una secuencia numérica. 

Los números de nomenclatura o valor bajo, representan cuerpos estelares pequeños. 
Los ceros (0,0000) o números con muchos decimales (0,0000000232), representan lugares en el espacio con poca masa por unidad cúbica, sólo trazas de elementos principalmente hidrógeno y helio, o partículas de polvo. 
Las unidades numéricas grandes representan asteroides, planetas y hasta soles. 
Por lo tanto, a primera vista, sólo viendo números en una hoja de papel, podemos ver y entender dónde están los objetos de mayor masa. 

La masa y la complejidad de un objeto específico en el universo es el resultado de la acumulación de atención que dicho lugar recibe de la fuente original o éter, por ende, siguiendo esta analogía, un elefante, al ser un organismo mucho más complejo, está recibiendo una gran cantidad de atención pura, más que una hormiga. 

El motivo es que un cuerpo está hecho de células individuales, y cada célula en sí misma es un organismo vivo y es considerado como el organismo principal o inicial, incluso por la ciencia terrestre. Al tener órganos internos y, en sí mismo, una conciencia propia, el cuerpo es una comunidad, una sociedad compleja de individuos trabajando para manifestarse, de la misma manera que todos los organismos vivos en la Tierra o en cualquier otro planeta componen las células que conformarán la Tierra, tales como un individuo o una conciencia. 

Un sector del espacio vacío que se encuentre próximo a un objeto de gran masa, también tendrá un valor numérico alto a pesar de no contener virtualmente nada ahí, pero caerá de valor progresivamente a medida que nos alejamos del objeto de gran masa. 
Esto se puede interpretar en parte como el fenómeno de curvatura del espacio en la Teoría de la Relatividad de Einstein pues, -aunque mayormente es errónea-, tiene pequeños puntos válidos aunque mal interpretados, como lo es éste. 

El espacio no se curva como dice Einstein, sólo es la conciencia la que aparentemente deforma la tela o la cuadrícula numérico-espacial. Sólo es la mente lo que se curva. 
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Importante: Este material ha sido extraído de los vídeos originales que se citan al pie, compilado y modificado en su sintaxis por "taygeteanos", sin quitar la esencia del mensaje original. 
Véase la transcripción oficial, original y completa efectuada por Toni Ruiz de Sociedad Taygeta
Información provista por S'Warúu, de Erra

Vídeos originales de la saga completa de navegación estelar: 
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